Agricultura
En agricultura, se considera labranza cero o siembra directa, al sistema que intenta evitar a toda costa el arado del suelo, de modo que este tenga una mayor protección y no pierda ni su consistencia ni sus propiedades. Se consideran tipos de siembra directa no solo a la propia acción de no arar el suelo manual o mecánicamente, también a actividades como la rotación de cultivos o la cobertura del suelo con residuos de la última cosecha.
Los métodos de siembra directa sugieren una alteración mínima o nula del suelo. Con la siembra convencional, se remueve la capa superior antes de la siembra y ayuda a airear el suelo, incorporar estiércol y fertilizantes, preparar la tierra para las futuras y frágiles raíces de las plántulas, destruir plagas y erradicar malas hierbas. Sin embargo, esta técnica favorece fuertemente la erosión del suelo, elimina el mantillo, provoca un desequilibrio en las comunidades de microorganismos y libera carbono del suelo en el aire, contribuyendo al efecto invernadero.
Entonces, ¿qué es la siembra directa y qué técnicas emplea para plantar las semillas, si el suelo no debe ser alterado? Las siguientes prácticas constituyen los planteamientos fundamentales de esta idea.
El método de agricultura de siembra directa requiere un equipo especial (sembradoras de disco o agrícolas) para hacer surcos, plantar inmediatamente las semillas, fijarlas y cubrirlas (a diferencia de la doble pasada por el campo después del arado). De este modo, el suelo sufre una alteración mínima, ya que se excava exactamente dónde debe caer la semilla. Además, las sembradoras permiten gastar el fertilizante mínimo necesario, aplicándolo directamente en el surco a través de tubos.
A veces, la agricultura de siembra directa implica una labranza menor entre temporadas si hay mucho estiércol y se descompone mal, induciendo enfermedades o interfiriendo con las operaciones de la sembradora. Otro caso es la incorporación de cal para equilibrar la acidez.
El control de las malas hierbas es una de las principales preocupaciones en la agricultura de siembra directa, ya que las malas hierbas no pueden ser destruidas mecánicamente. Para resolver el problema, los agricultores cubren las hileras intermedias con paja, heno seco o mantillo. Esto no sólo ayuda a suprimir las malas hierbas debido a la falta de luz, sino que acumula humedad y protege las raíces de las plantas del sol abrasador.
La rotación de cultivos es una eficaz técnica agrícola con múltiples beneficios. Como método de cultivo de siembra directa, ayuda con:
Crop Monitoring es una herramienta para la agricultura en línea que facilita enormemente las decisiones sobre la rotación de cultivos y la aplicación de la agricultura de siembra directa. Permite un seguimiento y análisis exhaustivos del estado de la vegetación en tiempo real, así como de los últimos cinco años. Al combinar las condiciones meteorológicas de varios años con datos sobre los índices de vegetación, los agricultores pueden elegir el cultivo más adecuado con respecto a las necesidades climáticas específicas de cada planta. En pocas palabras, pueden optar por el cultivo más apropiado para cada campo.
La palabra “till” (arar) tiene su origen en el protogermánico cuyo significado es “cultivar” o “labrar”. Los objetivos principales de la agricultura de siembra directa son evitar el labrado pensando en el suelo.
La agricultura de siembra directa impermeabiliza el suelo y reduce la erosión. El labrado rompe la superficie de la tierra, desplazando la capa de cobertura hacia el interior y, por tanto, el suelo desnudo está sujeto a erosión debido a su estructura debilitada. Privado de la materia de cobertura, la erosión se acentúa debido a los flujos de agua, especialmente en zonas con pendiente, y los vientos. La erosión por lluvia es otra cuestión a tener en cuenta, ya que las partículas flexibles se desprenden fácilmente cuando las lluvias son intensas. Así, la ausencia de modificaciones del suelo explica por qué la siembra directa protege el suelo de la erosión, ya que elimina estos problemas.
La agricultura de siembra directa es esencial para la retención de carbono en el suelo. El labrado desplaza el carbono del suelo a la superficie del mismo. El carbono liberado proporciona nutrientes a las plantas, lo cual es bueno; sin embargo, reacciona con el oxígeno de la atmósfera uniéndose al dióxido de carbono, lo cual es malo debido al efecto invernadero, por lo que la retención de carbono en la agricultura de siembra directa es una gran ventaja a tener en cuenta, ya que con ella el carbono permanece en el suelo. Por ello, la agricultura de siembra directa y la reducción del dióxido de carbono están estrechamente relacionadas.
La agricultura de siembra directa ayuda a conservar el suelo y preservar su fertilidad. El labrado interfiere en el equilibrio entre flora y fauna, afectando a las microcomunidades. Ayuda a controlar mecánicamente las plagas adultas y sus larvas, pero al mismo tiempo destruye especies beneficiosas. Con la siembra directa, ciertos microorganismos del suelo en sus hábitat natural son capaces de mejorar la fertilidad del suelo con sus actividades. Otra contribución de la agricultura de siembra directa a la fertilidad del suelo es el enriquecimiento en nitrógeno de las leguminosas, útil para cultivos posteriores dentro de la rotación de cultivos.
Mantener la salud del suelo es sólo una de las ventajas de la siembra directa. Los principales beneficios de la siembra directa son, entre otros:
Analizando los pros y los contras de la agricultura de siembra directa, cada vez más agricultores se pasan a este nuevo método año tras año, animados por los programas de conservación del Departamento de Agricultura de EE.UU y el punto de vista económico. La aplicación de este método agrícola varía según el cultivo y la región. Una investigación del ERS ofrece datos de adopción para el período 2002-2017 para distintos cultivos.
Uno de los primeros pasos de la siembra directa en Argentina surgió en 1989 con la creación de la Asociación Argentina de Productores en Siembra Directa (AAPRESID), buscando mejorar el rendimiento agrícola. El concepto de siembra directa fue ganando peso a mediados de los años 90, alcanzando su impulso clave a finales de dicha década en el proceso de sojización que se llevó a cabo en el país.
La evolución de la superficie en siembra directa en Argentina ha sido vertiginosa: en 1980 se estima que la superficie cultivada siguiendo este método era solo de unas 5.000 hectáreas en total, para 2009 esa cantidad se había multiplicado por 20 hasta llevar a los 25 millones de hectáreas y en un informe de la AAPRESID se estima que en 2019 esa cantidad se había elevado hasta los 30 millones, el 90% del área cultivada en el país.
Esta adopción a gran escala de la siembra directa va de la mano con el desarrollo de la agricultura de precisión y el manejo integrado de plagas. Si bien existe siembra directa de doble cultivo, todavía la mayor parte de este método se realiza en campos con monocultivo, especialmente de aquellos cultivos que forman parte de la producción a gran escala del país, como la soja, el maíz o el trigo.
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Crop Monitoring es una herramienta en línea, fácil de usar y diseñada para el control remoto de campos y asistencia en las actividades agrícolas. Funciona con datos obtenidos por satélite que permiten a los agricultores tomar mejores decisiones.
Pensando en las prácticas de agricultura de siembra directa, el software para la agricultura ayuda a estimar la salud general de los cultivos, proporcionando la siguiente información agrícola:
Los productos químicos son una de las principales preocupaciones de la agricultura actual, que busca soluciones orgánicas. Los agricultores que practican la siembra directa se ven obligados a aumentar el uso de herbicidas debido al rápido crecimiento de las malas hierbas en las tierras no cultivadas.
Crop Monitoring ayuda a abordar este problema con su función de zonificación, que usa mapas de productividad y vegetación. Los mapas de productividad ayudan a la rotación de cultivos cuando se cultiva en siembra directa. Los mapas de vegetación comprueban la densidad de la vegetación y determinan la salud de las plantas, señalando las áreas críticas con baja productividad, que pueden ser resultado de infestaciones de maleza o deficiencia de nutrientes. Esta función permite a los agricultores determinar el uso de herbicidas/fertilizantes de forma correcta, limitándose únicamente a las zonas con problemas.
La cantidad de herbicidas/fertilizantes varía en función de las condiciones meteorológicas y las etapas de crecimiento, datos también disponibles en Crop Monitoring.
Los residuos de la cosecha o los cultivos de cobertura aportan múltiples beneficios: protegen la tierra de la erosión, la calientan y la secan en primavera, añaden nutrientes para las plantas de la siguiente temporada, eliminan las malas hierbas y sirven de mantillo, por mencionar algunos. Sin embargo, al principio de la temporada de siembra, suelen ser indeseables. Si los residuos son escasos, pueden no requerir ningún tratamiento en la siembra directa. Por el contrario, si la zona está desnuda o cubierta de escasa vegetación, requiere una cobertura adicional.
Los residuos en grandes cantidades interfieren con las operaciones de la sembradora, impidiendo que el suelo se seque y caliente adecuadamente en primavera. Por estas razones, hay que eliminarlos.
La agricultura convencional combate la vegetación no deseada con el arado. La agricultura que usa el método de labranza cero excluye este método y utiliza otras opciones de gestión de los residuos: aplicación de herbicidas, corte para forraje o pastoreo.
Un ejemplo típico de doble cultivo en los sistemas de siembra directa es plantar cereales de invierno, trébol escarlata o veza vellosa en otoño y cortarlos antes de su floración para cultivar hortalizas de verano o brassicas de media estación sin labranza en el mantillo del cultivo de cobertura. Otros tipos de siembra directa de doble cultivo pueden ser el maíz después del heno o la soja después del trigo.
Estas actividades de agricultura de siembra directa son prolíficas, pero requieren un calendario adecuado. Si los terrenos están lo suficientemente secos, los residuos deben retirarse una o dos semanas antes; si están húmedos, justo antes de la siembra.
Crop Monitoring puede detectar las zonas con una elevada cobertura de suelo desnudo, lo que proporciona al agricultor una valiosa información sobre las zonas del campo que requieren una cobertura adicional de residuos, evitando así la erosión del suelo.
En la mayoría de los casos, los sistemas de agricultura de siembra directa no darán resultados en la siguiente temporada. No obstante, los que adoptan el concepto afirman que merece la pena, ya que han conseguido cosechar mayor cantidad según transcurría el tiempo. En perspectiva, la siembra directa parece ser un concepto prometedor en términos de dinero gastado frente a dinero ganado.
Sin embargo, este no es el único beneficio. La agricultura de siembra directa es beneficiosa para el medio ambiente, ya que elimina el impacto negativo de las actividades agrícolas en el medio ambiente, el clima y la salud general de la tierra.
Estas ventajas son un punto de inflexión en la batalla siembra directa vs. siembra convencional, pues fomentan aún más su adopción en el futuro.
El monocultivo, si bien útil económicamente en ciertas condiciones, es una técnica que tiene consecuencias negativas a largo plazo en el suelo y el medio ambiente.
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